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Existen diferentes tipos de chimeneas y no todos ofrecen las mismas prestaciones, por ello es importante conocer las diferencias entre ellas y su idoneidad para el lugar donde la vamos a ubicar.
También queremos remarcar que introducir en una vivienda una chimenea no sólo debe responder a criterios estéticos, sino que podemos hacer que participe en el proyecto y considerar esta fuente de calor como emisor principal para calefactar toda la vivienda conduciendo el calor a los puntos deseados, y sumado a la renovación de aire interior con recuperador de calor pueden ser suficientes si se garantiza una buena estanqueidad al aire de la vivienda, reduciendo así los gastos de instalaciones en el presupuesto global de la construcción.
En primer lugar, diferenciaremos entre chimeneas de combustión, que producen calor, y eléctricas, principalmente estéticas, aunque existen modelos con función calefactora.
A continuación, mostramos un esquema y definimos los principales tipos de chimeneas:
Son las chimeneas más tradicionales, y el material de combustión que utilizan, la leña, es un material renovable, ecológico y económico. Suelen estar fabricadas con ladrillos cerámicos y hormigón ignífugo, pero también existen de tipo cassette e independientes, de hierro fundido o chapa metálica.
Las chimeneas de leña crean una atmosfera especial que no se obtiene con otros tipos de chimeneas, sin embargo, cabe decir que generan gran cantidad de residuos y requieren la necesidad de un espacio para el almacenamiento de su combustible.
La temperatura del calor de las llamas no es controlable fácilmente, y se requiere una salida de humos, con un tiro vertical de al menos 20cm de diámetro, lo que significa que su ubicación condiciona a la arquitectura del edificio.
Su instalación en proyecto de obra nueva es fácilmente gestionable, sin embargo, en edificios existentes no. Es más adecuada en viviendas unifamiliares, puesto que el tiro requiere un espacio vertical que debe llegar hasta la cubierta, esto en viviendas plurifamiliares, es más complicado por la necesidad del espacio para el tiro y la solicitud de permisos, a menos que exista una previsión de salida de humos en la estancia donde se quiere instalar la chimenea.
Dentro de las chimeneas de leña, están las famosas chimeneas de pellets, son chimeneas automáticas, programables, que generan calor mediante la combustión de pellets de madera prensada, un combustible económico, ecológico y muy práctico. Su instalación requiere de una salida de humos a cubierta y una toma de corriente.
Existen tres tipos de estufas de pellets: de aire, canalizables y termoestufas.
Las estufas de aire expulsan con un ventilador, el calor generado con la combustión, a la estancia. La canalizables funcionan igual que las de aire y mediante conductos reparten el calor a diferentes estancias. La termoestufas utilizan la combustión de pellets para calendar el agua de circuitos de calefacción, también pueden generar agua caliente sanitaria con un interacumulador externo.
Al igual que las chimeneas de leña son más adecuadas para viviendas unifamiliares por la necesidad de la evacuación humos a cubierta.
La evolución de las chimeneas de combustión de leña o pellets, ha dado a la creación de las llamadas termochimeneas o termoestufas, chimeneas hibridas que combinan sistemas para transportar el calor a otras estancias mediante conductos o radiadores y/o producir agua caliente sanitaria. Estas pueden combinarse con otras fuentes de energía para la función “caldera”, como por ejemplo paneles solares o la red eléctrica convencional, sin necesidad de encender la chimenea.
La chimenea de gas es una buena alternativa a la chimenea de leña. Su funcionamiento es parecido al de los fogones de cocina, también requiere una salida de evacuación de gases, aunque de menor diámetro que la de la chimenea de leña.
Son chimeneas más limpias porque no generan residuos ni humos. El encendido es mecánico, mediante mando a distancia, son regulables y muy eficientes, aunque suelen ser caras y además su combustible, el gas, es también más caro que otros combustibles.
Las llamas producidas por la combustión son estáticas, pero al igual que en otros tipos de chimeneas existen modelos con ventiladores que mueven las llamas, para simular un efecto más natural, complementándolas con leña cerámica o guijarros.
Su instalación es más común en viviendas unifamiliares por la necesidad de conexión a la red de gas y la salida de evacuación de gases, aunque existen modelos estancos en casete, que disponen de una salida de gases menor que puede ir directamente en fachada, lo que hace más factible la obtención de permisos.
Las chimeneas de bioetanol pueden ser chimeneas fijas o portátiles y no requieren de ningún tipo de instalación u obra. Son chimeneas de combustión, con llama real y controlable, aunque estática, por ello existen modelos con ventiladores intermitentes que hacen que la llama tenga un efecto más natural.
Su combustible, el bioetanol, es un alcohol inflamable que se obtiene con la fermentación anaeróbica de azúcares presentes en plantas o vegetales. Es un combustible limpio, por lo tanto, las emisiones no son perjudiciales, lo que significa que no es necesario instalar un tiro de evacuación de humos.
Al no requerir una salida de humos, el calor que se produce, no se escapa, lo que hace que sea una chimenea más eficaz en su función calefactora. Sin embargo, el bioetanol es más caro que otros combustibles, su rendimiento es menor, y para mantener las chimeneas encendidas es necesario un abastecimiento frecuente. Entre las chimeneas de combustión, son la opción más saludable y es una solución perfecta para obtener esa sensación de confort que nos proporcionan las llamas, en viviendas o estancias donde no se pueden instalar chimeneas convencionales.
Las chimeneas eléctricas son aparatos electrónicos que imitan el efecto visual de una chimenea de leña, aunque la mayoría de modelos también aportan calor mediante una resistencia eléctrica.
En el mercado existen tres tipos de chimeneas eléctricas según su estética: encastadas en pared, encastadas en muebles o, móviles. No generan fuego real, lo que significa que no emiten humos, por lo tanto, no es necesario conducto de extracción o ventilación. Sólo requieren una toma eléctrica, y en el caso de ofrecer función calefactora disponen de termostato de seguridad que detienen el aparato automáticamente en sobrecargas. Son definitivamente chimeneas muy seguras.
El efecto de combustión o leña quemándose, se consigue mediante un sistema de iluminación halógena o de leds. Algunas chimeneas además combinan vapor de agua, para hacerla más realista.
Generalmente funcionan con mando a distancia, pudiendo elegir la función visual de manera individual o con la función calefactora.
En cuanto al consumo energético, en función calefactora son las menos eficientes para emitir el mismo calor que produce la chimenea tradicional, y ello conlleva a un gasto económico considerable.
Son la solución perfecta para instalar en todo tipo de vivienda sin necesidad de obras.
En casi todas la vivienda de obra nueva, los clientes nos piden tener una chimenea en el salón o zonas de relax, incluso en el dormitorio principal, es entonces cuando les planteamos todas las opciones que tienen en función de los requisitos que tengas, ya sea porque simplemente quieren ver un fuego encendido sin que sea condición que también emita calor, los que no quiere chimenea de leña por lo que conlleva luego el mantenimiento o los que quieren la chimenea de toda la vida, con leña, ya que no entienden una vivienda con otro tipo de chimenea.
Con cuál os quedáis vosotros?
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